La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UPA Rioja) ha trasladado un escrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población, a la Comisión de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y a la Delegación del Gobierno, solicitando que, a través de un certificado emitido por la persona titular, se permita a los familiares directos de agricultores y ganaderos continuar ayudando en la explotación familiar.

En el texto, UPA recuerda que en La Rioja son muchas las explotaciones familiares donde la mano de obra puntual de los miembros más próximos de la familia ha sido y es fundamental para el manejo de las mismas, y supone un apoyo para pequeños y medianos agricultores y ganaderos que disponen de menos recursos y posibilidades para sacar adelante labores concretas.

Este modelo de explotación familiar agraria en el que todos sus miembros se apoyan para sacar adelante la economía familiar es un modelo muy extendido por el que UPA aboga en La Rioja y en todo el territorio nacional, porque apuesta por el poblamiento y la economía local, y por la trazabilidad de productos de un colectivo esencial que van a la cadena alimentaria.

Además, desde el punto de vista sanitario no entraña riesgos ni en el desplazamiento, ni en el desarrollo de la actividad laboral, dado que son miembros que conviven habitualmente en el mismo domicilio.

El estado de alarma en el punto c) del artículo 7 limita el “Desplazamiento al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o empresarial”. Así, UPA pide a las distintas autoridades que consideren el desplazamiento de un miembro de la familia a la explotación familiar como un movimiento para realizar una prestación laboral, ya que tiene como objetivo desarrollar una labor agrícola o ganadera, aunque esté considerada como ayuda familiar sin contraprestación salarial, quedando así dentro del marco del Real Decreto del estado de alarma.

UPA considera que, al igual que un agricultor puede certificar que un trabajador por cuenta ajena se desplaza hasta su explotación, lo podría hacer también con un familiar de primer grado que se disponga a ayudarle puntualmente en una labor agrícola.

Esta permisión, además de ser coherente desde el punto de vista sanitario, reduce la movilidad y el tránsito de personas, además de favorecer a los pequeños y medianos agricultores que se pueden apoyar en los miembros de la familia que por la situación actual han dejado de trabajar o de estudiar, y pueden invertir su tiempo en ayudar en las labores oportunas en el marco de la explotación familiar.