Toca subir los salarios y que las empresas con grandes beneficios arrimen el hombro
Fecha: 13 Jul 2022
Los salarios necesitan crecer y se deben incluir cláusulas de revisión salarial en todos los convenios para evitar la pérdida de poder adquisitivo de las personas trabajadoras. UGT mantiene que hay que seguir protegiendo a las rentas más desfavorecidas y atajar el aumento excesivo de los márgenes de las empresas de los sectores energéticos y de otros que están aprovechando la situación para especular y elevar sus beneficios. En este sentido, considera que las medidas anunciadas en el Debate sobre el Estado de la Nación van en la buena dirección.
La información publicada por el INE acerca de la evolución del IPC del mes de junio muestra una tasa interanual del 10,2%, la primera vez que se supera el 10% desde abril de 1985. Las tensiones alcistas en los precios se observan también en la inflación subyacente, que suele ser menos volátil por descontar el efecto de los productos energéticos y de los alimentos no elaborados, y que aumenta hasta el 5,5%.
La elevada inflación se produce a pesar de que el crecimiento salarial de convenio se encuentra, para los mismos seis primeros meses del año, en el 2,45%, menos de la cuarta parte del aumento del Índice de Precios de Consumo. La consecuencia inmediata para los trabajadores y trabajadoras del país es una fuerte reducción de su capacidad adquisitiva que les empobrece. Para evitarlo, y para que se pueda mantener la demanda y el crecimiento económico, es fundamental lograr subidas salariales más elevadas que las que se están produciendo, coherentes con la inflación. Paralelamente, se debe extender el uso de las cláusulas de garantía salarial en los convenios colectivos, para afrontar la incertidumbre que presenta la evolución de los precios. Porque las personas trabajadoras no pueden ser las paganas de una inflación que no tiene su origen en los salarios, sino en el aumento de precio energéticos y la expansión de los márgenes de beneficios de muchas empresas.
Y, para proteger al colectivo de trabajadores más vulnerables, es imprescindible que se haga una apuesta decidida por incrementar el Salario Mínimo Interprofesional, cuyas recientes subidas han logrado una mejora de las condiciones de vida de aquellas personas trabajadoras con rentas más bajas y una reducción de las desigualdades, pero la elevada inflación está mermando ese impacto positivo
Para UGT, las medidas anunciadas por el Presidente del Gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación van en la buena dirección para combatir con mayor eficacia los efectos que está teniendo en la economía española la guerra en Ucrania, en especial la introducción (por fin) de impuestos a los beneficios extraordinarios de las eléctricas y la banca (que deben tramitarse de manera urgente), la extensión de la ayuda a los abonos de Renfe hasta el 100% de su importe y el aumento en 100 euros mensuales de las becas. Pero aún debe vigilar de manera más contundente el comportamiento especulativo de otros sectores responsables de la espiral inflacionista, impulsando mayor competencia, fijando precios máximos y estableciendo sanciones disuasorias para los especuladores. Ante el bloqueo de la patronal en el diálogo social para repartir esfuerzos ante la crisis (el llamado pacto de rentas), el gobierno puede y debe ser más incisivo. UGT viene advirtiéndolo: o salarios, o conflicto.
La variación mensual del IPC en junio ha sido del 1,9%, lo que sitúa la tasa interanual en el 10,2%, 1,5 puntos superior a la del mes de mayo y el valor más alto desde abril de 1985. Se trata de un incremento que implica que la media de las tasas interanuales en lo que va de año sea del 8,5%. Además, en la inflación subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados, también se registra un aumento record del 5,5% desde el mismo mes del año pasado, el dato más alto desde agosto de 1993.
Las causas que explican mayoritariamente estos incrementos se encuentran en los elevados precios de los productos energéticos, especialmente de los carburantes, que aumentaron en junio de 2022 más de lo que lo hicieron en junio de 2021. También los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que se encuentran en sus valores más altos desde el inicio de la serie en 1994.
Los salarios necesitan crecer y se deben incluir cláusulas de revisión salarial en todos los convenios para evitar la pérdida de poder adquisitivo de las personas trabajadoras. UGT mantiene que hay que seguir protegiendo a las rentas más desfavorecidas y atajar el aumento excesivo de los márgenes de las empresas de los sectores energéticos y de otros que están aprovechando la situación para especular y elevar sus beneficios. En este sentido, considera que las medidas anunciadas en el Debate sobre el Estado de la Nación van en la buena dirección.
La información publicada por el INE acerca de la evolución del IPC del mes de junio muestra una tasa interanual del 10,2%, la primera vez que se supera el 10% desde abril de 1985. Las tensiones alcistas en los precios se observan también en la inflación subyacente, que suele ser menos volátil por descontar el efecto de los productos energéticos y de los alimentos no elaborados, y que aumenta hasta el 5,5%.
La elevada inflación se produce a pesar de que el crecimiento salarial de convenio se encuentra, para los mismos seis primeros meses del año, en el 2,45%, menos de la cuarta parte del aumento del Índice de Precios de Consumo. La consecuencia inmediata para los trabajadores y trabajadoras del país es una fuerte reducción de su capacidad adquisitiva que les empobrece. Para evitarlo, y para que se pueda mantener la demanda y el crecimiento económico, es fundamental lograr subidas salariales más elevadas que las que se están produciendo, coherentes con la inflación. Paralelamente, se debe extender el uso de las cláusulas de garantía salarial en los convenios colectivos, para afrontar la incertidumbre que presenta la evolución de los precios. Porque las personas trabajadoras no pueden ser las paganas de una inflación que no tiene su origen en los salarios, sino en el aumento de precio energéticos y la expansión de los márgenes de beneficios de muchas empresas.
Y, para proteger al colectivo de trabajadores más vulnerables, es imprescindible que se haga una apuesta decidida por incrementar el Salario Mínimo Interprofesional, cuyas recientes subidas han logrado una mejora de las condiciones de vida de aquellas personas trabajadoras con rentas más bajas y una reducción de las desigualdades, pero la elevada inflación está mermando ese impacto positivo.
Para UGT, las medidas anunciadas por el Presidente del Gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación van en la buena dirección para combatir con mayor eficacia los efectos que está teniendo en la economía española la guerra en Ucrania, en especial la introducción (por fin) de impuestos a los beneficios extraordinarios de las eléctricas y la banca (que deben tramitarse de manera urgente), la extensión de la ayuda a los abonos de Renfe hasta el 100% de su importe y el aumento en 100 euros mensuales de las becas. Pero aún debe vigilar de manera más contundente el comportamiento especulativo de otros sectores responsables de la espiral inflacionista, impulsando mayor competencia, fijando precios máximos y estableciendo sanciones disuasorias para los especuladores. Ante el bloqueo de la patronal en el diálogo social para repartir esfuerzos ante la crisis (el llamado pacto de rentas), el gobierno puede y debe ser más incisivo. UGT viene advirtiéndolo: o salarios, o conflicto.
La variación mensual del IPC en junio ha sido del 1,9%, lo que sitúa la tasa interanual en el 10,2%, 1,5 puntos superior a la del mes de mayo y el valor más alto desde abril de 1985. Se trata de un incremento que implica que la media de las tasas interanuales en lo que va de año sea del 8,5%. Además, en la inflación subyacente, que excluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados, también se registra un aumento record del 5,5% desde el mismo mes del año pasado, el dato más alto desde agosto de 1993.
Las causas que explican mayoritariamente estos incrementos se encuentran en los elevados precios de los productos energéticos, especialmente de los carburantes, que aumentaron en junio de 2022 más de lo que lo hicieron en junio de 2021. También los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que se encuentran en sus valores más altos desde el inicio de la serie en 1994.