FeSP-UGT reivindica el “papel imprescindible” del profesorado para la Educación en el Día del Docente
Fecha: 05 Oct 2017
Llama a las administraciones a reconocer su esfuerzo, dignificar sus condiciones y a dotar de los recursos necesarios para su constante formación y actualización
Hoy se conmemora el Día Mundial de los Docentes bajo el lema “Enseñar en libertad, empoderar a los docentes” como prioridad principal entre todas las estrategias de desarrollo y educación.
Aprovechando esta celebración, el sector de Enseñanza de FeSP-UGT inicia la campaña ‘Docentes imprescindibles’, que se extenderá a lo largo del curso escolar con el propósito de empoderar a los docentes por ser vital para una enseñanza de calidad.
Los docentes son la personalización del sistema educativo ante el alumnado, de modo que un buen docente es la clave de una buena educación y su actividad profesional diaria, en la escuela, depende más de la diversidad del alumnado y de la realidad en la que está ubicado el centro escolar que de lo que aparece en los boletines oficiales o normas educativas. Una buena educación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y sus ciudadanos, de ahí la necesidad de valorar, motivar e incentivar al profesorado.
Los docentes se hacen imprescindibles en la planificación educativa, en la organización y vida escolar, en la innovación educativa, en la formación integral del alumnado, en la detección de necesidades, en la orientación escolar, en la atención personalizada del alumnado, en la atención a la diversidad, en la implementación de medidas de apoyo para la compensación de desigualdades y para combatir el fracaso escolar…
En este sentido, la labor cotidiana no solo es dar respuesta a la programación curricular establecida en las normas legales, sino también el dar solución a las necesidades de convivencia y aprendizaje del alumnado, teniendo en cuenta sus realidades, sus capacidades, sus intereses y sus motivaciones.
Además, FeSP-UGT llama a reconocer el enorme esfuerzo que el profesorado viene realizando ante los cambios normativos y ante los recortes que se han producido en los últimos siete años, haciendo frente a muchas incógnitas del desarrollo de los mismos y viviendo con desconcierto e incertidumbre en qué medida afectan al proceso educativo. En estas situaciones, el docente es protagonista forzoso de los cambios legislativos, trabajando permanentemente para que éstos no afecten de forma negativa en la vida y organización de los centros y en la marcha cotidiana del proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado.
Y en este sentido, nuestro sistema educativo precisa de un profesorado que ha de estar bien formado, reconocido socialmente, con una situación laboral digna, bien remunerado, motivado, con recursos apropiados para el desarrollo de su labor y con el reconocimiento de su carrera profesional. Por ello, exige que las leyes y los gobiernos reconozcan estos valores para que la sociedad en su conjunto también lo haga. De esta forma el docente se sentirá valorado y motivado para la realización de un trabajo clave en el desarrollo de un país.
Los sistemas educativos con mejores resultados académicos son los que más valoran y respetan a sus docentes. Por ello, es esencial un plan de recuperación de las condiciones sociolaborales del profesorado que permita una dignificación del trabajo docente, que cuenten con buenas condiciones de trabajo, entornos seguros, sanos y con recursos adecuados, confianza, autonomía profesional, libertad académica, una formación inicial de calidad y un desarrollo profesional continuo, entre otros.
Por último, el sindicato hace un llamamiento para que los docentes alcen su voz en defensa de la profesión e insten a los Gobiernos a adoptar medidas concretas para que la educación tenga un lugar prioritario y sus docentes sean reconocidos social y laboralmente. La educación es un bien común, un compromiso social que distingue y marca el progreso de un país. Y de ahí la importancia de garantizar una educación de calidad, gratuita y universal. Además, una enseñanza de calidad requiere de profesionales bien formados, permanentemente actualizados en sus áreas de conocimiento y motivados, lo que, a su vez, implica una adecuada inversión económica por parte de las Administraciones educativas que permita incentivar y apoyar como se merece la labor docente por ser imprescindible para transformar la realidad.